sábado, 11 de abril de 2020

DEL PARADIGMA MECANICISTA AL PARADIGMA PARTICIPATIVO


DEL PARADIGMA MECANICISTA AL PARADIGMA PARTICIPATIVO
Reflexiones y frases que nacen de la obra ‘’El principio de posibilidad’’ de Mel Schwartz[i]
COSMOVISIÓN
Una cosmovisión es la ‘’metaimagen’’ de como creemos que funciona la realidad.
Lo que consideramos como “la realidad” no es más que la cosmovisión que tenemos actualmente.
Así como vemos el universo, así actuamos en él
Hasta el siglo XVI la visión del mundo en occidente estaba dominada por las enseñanzas de la iglesia católica romana, las cuales estaban basadas en parte de los escritos de Aristóteles y equivalían a una combinación de razón y fe.
Más adelante los avances llevados a cabo por Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Galileo Galilei, genios científicos en los campos de la física y la astronomía, condujeron a una mayor confianza en el razonamiento analítico y dieron lugar a una visión del mundo natural basada en las matemáticas.
A principios de 1600, en la cumbre del Renacimiento, el filósofo y matemático francés René Descartes, describió el universo como un reloj gigante en funcionamiento, asumió el conocimiento científico como verdad y certeza absoluta y la actividad del pensamiento como su rectora, y por ello proclamó: “¡Pienso, luego existo!”.
PARADIGMA MECANICISTA
Isaac Newton, cuya labor sirvió de puente entre los siglos XVII y XVIII, llevó más lejos la visión de Descartes y representó el mundo como una máquina gigante, dando lugar al paradigma mecanicista, el cual afirma que el mundo está compuesto por objetos separados e inertes, desconectados unos de otros, que interactúan exclusivamente mediante relaciones de causa y efecto.
Esta cosmovisión del paradigma mecanicista, se expresa como determinismo, y nos despoja de la creatividad y de la capacidad de asombro y de maravilla, nos separa, nos aísla, nos induce a competir en lugar de colaborar y fomenta un individualismo extremo y no la búsqueda del bien común. La obsesión por ganar sustituye la compasión y el conflicto se impone a la cooperación.
PARADIGMA PARTICIPATIVO
El determinismo mecanicista dominó la ciencia y la filosofía hasta el siglo XX y reinó sin oposición hasta 1927, cuando el físico cuántico Werner Heisenberg dio a conocer su principio de indeterminación o de incertidumbre[ii], desde el cual se demuestra que es la consciencia y no la materia lo que constituye la base fundamental de la realidad.
Al tomar consciencia de nuestra propia vida, el modelo cuántico se constituye en una invitación a sumergirnos en el proceso de transformación y crecimiento, y nos invita a una nueva percepción de la realidad, al capacitarnos para tomar consciencia de todas las posibilidades que están ahí esperándonos, cuando nos liberamos del pasado, abriéndonos a la incertidumbre, la potencialidad y la inseparabilidad, como la plataforma desde la cual poder convertirnos en los amos y señores de nuestra propia vida.
A los descubrimientos de la física cuántica también se les conoce como la cosmovisión del paradigma participativo. La revelación que nos aporta es que la realidad parece ser una especie de danza creativa en la que todos participamos, más que un proceso de creación de la realidad que una realidad fija y objetiva.
Hoy, en el siglo XXI, sin superar plenamente la dualidad aristotélica, el pensamiento cartesiano, y el paradigma Newtoniano, estamos evidenciando que estamos operando a partir de un paradigma equivocado, el cual nos mantiene confinados y encarcelados por nuestras propias creencias funcionales. Se hace, por tanto, necesario reconsiderar significativamente nuestra forma de concebir el mundo y la realidad, apoyados en el paradigma participativo, el cual está fundamentado en tres conceptos vitales:
·        El universo se encuentra en estado de puro potencial… un estado de flujo y cambio perpetuo.
·        El universo es fundamentalmente inseparable… somos parte integral del todo y de todo.
·        Abrazar la incertidumbre … porque es ahí donde residen las nuevas posibilidades.
Y apoyados en estos principios, surge el paradigma participativo, el cual nos invita a entender que estamos llamados a reemplazar las agotadas creencias que nos limitan y deshumanizan, porque nosotros hacemos parte de su creación y mantenimiento.
Por ejemplo, en lugar de afirmar ‘’pienso luego existo’’, sería más adecuado asumir el paradigma participativo y entender que no es porque pienso que éxito, sino que “me convierto en lo que pienso” …  “me hago responsable que mis pensamientos y sus consecuencias múltiples” … Estas afirmaciones reflejan mejor nuestra emergente comprensión de la conexión entre la mente y la realidad que creamos y en la cual habitamos.
Pero, ¿Por qué nos ha llevado tanto tiempo realizar la transición hacia el paradigma participativo? … ¿Qué nos retiene?
La semántica no nos deja avanzar… La forma en la que pensamos y hablamos sigue estando basada en palabras que hacen que estemos completamente inmersos en el pensamiento clásico newtoniano y aristotélico.
Las palabras anclan los pensamientos, las percepciones, los sentimientos y las relaciones que tenemos en un lenguaje fijo, determinista y basado en la objetividad.
‘’El lenguaje va muy por detrás de la comprensión científica de la realidad’’[iii] y nuestra mente no evoluciona al ritmo de los nuevos descubrimientos científicos, sino que se mantiene encerrada por las palabras que nos limitan y constriñen.
‘’El lenguaje que concuerda con una cosmovisión determinada activa dicha cosmovisión, la refuerza, a la vez que niega y debilita a las demás’’[iv]
 ‘’Al alterar o modificar el modo en el que empleamos el lenguaje, también estamos actualizando la forma en la que creemos que opera la realidad’’[v], pues como afirma la física cuántica ‘’la luz tiene una capacidad triádica, dado que puede manifestarse como una partícula, como una onda o como ambas a la vez’’, es decir que no podemos simplemente decir que la luz es.

EL VERBO SER IMPIDE NUEVAS POSIBILIDADES
Las palabras que usamos actúan como el recipiente que da forma a nuestros pensamientos y sentimientos. Lo que en un principio equivale a poco más que una impresión instintiva o la emergencia puramente visceral de una idea, cobra vida a través de las palabras, y a su vez estas determinan la forma en la que vemos la vida y cómo actuamos y nos desenvolvemos en ella.
La manera en la que creemos que funciona el universo, lo que pensamos y sentimos respecto a los demás y a nosotros mismos, nuestras relaciones… todo ello viene conformado por las palabras. Por tanto, el lenguaje deja una impronta muy profunda en la mentalidad.
Así el uso de la palabra ser resuena con la filosofía aristotélica de los opuestos excluyentes, en la cual cada cosa es cierta o no lo es.
El verbo ser nos embauca a través de objetivismo, (convirtiendo la realidad en cosas) y del obstruccionismo (impidiendo el inexorable flujo del universo). Como resultado, estos verbos de orientación clásica nos aprisionan en las creencias doctrinales del viejo paradigma, actuando como obstáculos que nos impiden que nos comprometamos con la más expansiva visión participativa, y que superemos la falsa realidad objetiva, para tomar las riendas de nuestro propio pensar y estar en el mundo, como participantes activos - autores, que estamos presentes y no autómatas y víctimas.
La palabra es divide y fractura la realidad en dos compartimientos: el de lo que es y de lo que no es, imponiendo una realidad errónea y desajustada, que nos dificulta la relación con un universo que se encuentra en estado de puro potencial y que es fundamentalmente inseparable, donde surgen la incertidumbre y las posibilidades, porque entre los extremos blanco y negro habita la infinita escala de grises.
Cuando usamos el verbo ser estamos objetivando nuestras percepciones y convirtiéndolas en alfo fijo y absoluto, como corresponde al mundo mecanicista. Este verbo y sus formas derivadas constituyen las unidades básicas con las que se construye el pensamiento literal, - ese tipo de pensamiento que nos hechiza con la separación, la objetividad y el determinismo – y contrastan claramente con el lenguaje que evoca la cosmovisión participativa.
La palabra ser y todas sus formas verbales excluyen la posibilidad de cambio y dan a entender que las cosas existen realmente en un estado fijo y permanente. No en vano, estas palabras constituyen la base lingüística del paradigma mecanicista… Las formas verbales del verbo ser son radicalmente opuestas y contrarias al principio de posibilidad.
El uso de este verbo nos impide ver la vida como una experiencia fluida y en constante despliegue y consecuentemente tiene un efecto netamente obstruccionista. Nos vuelve ciegos al movimiento, anclándonos a ideas fijas y concretas y a la determinación de mantener las cosas estáticas en lugar de dejar que fluyan… Es, soy, ser… Todas estas palabras evocan estados inertes… No hay nada que simplemente sea.
Al usar el verbo ser de forma negativa en relación con nosotros mismos, estamos limitando o dejando a un lado nuestra propia autoestima. ‘’Soy un perdedor’’ parece una sentencia mucho más perjudicial que ‘’me siento como un perdedor’’. Al fin y al cabo, si me siento como un perdedor, puedo preguntarme qué me ha hecho llegar a sentirme así, por qué he llegado a creer eso y qué puedo hacer para cambiarlo. No cabe duda de que tanto mis sentimientos como mi percepción pueden cambiar, pero si ‘’soy un perdedor’’, ese atributo parece algo fijo, una especie de constante.
Las palabras moldean los pensamientos y el mundo que percibimos, por lo que al abandonar las que nos limitan generamos espacios en los cuales pueden empezar a manifestarse las cualidades del nuevo modo de pensar que estamos buscando.


[i] Mel Schwartz. El Principio de Posibilidad. Como la física cuántica puede mejorar tu forma de pensar, vivir y amar. Editorial Sirio.
[ii] La relación de indeterminación de Heisenberg o principio de incertidumbre establece la imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas observables y complementarias sean conocidas con precisión arbitraria. Sucintamente, afirma que no se puede determinar, en términos de la física cuántica, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, la posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de un objeto dado. En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su momento lineal y, por tanto, su masa y velocidad.
[iii] D. David Bourland y Paul Dennithorne Johnston. Lingüistas
[iv] George Lakoff, lingüista y científico cognitivo.
[v] Benjamin Lee Whorf. Lingüista.

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