lunes, 10 de noviembre de 2008

EL EJERCICIO DEL CENTRAMIENTO = RELAJACIÓN, ARMONÍA Y APRENDIZAJE

La información entre una neurona y otra se transmite a través de sustancias químicas llamadas neurotransmisores. Por su parte la información dentro de una misma neurona se transmite eléctricamente, es decir, hay un cambio de potencial eléctrico. Una bombilla tiene un voltaje entre 110 y 220 voltios y una frecuencia de unos 50 Hercios. El cerebro tiene una intensidad entre 5 y 120 microvoltios y una frecuencia que varía entre 0'1 y 40 ciclos por segundo, dependiendo de la actividad que estemos realizando en ese momento. Dependiendo de su actividad, el cerebro se sitúa en distintas frecuencias, que varían entre 4 Hercios (sueño profundo), 7 Hercios (sueño ligero), 10 Hercios (concentración) y 21 Hercios (actividad normal). Cuando la frecuencia baja a 1 Hz, la persona está en coma. Cuando la frecuencia es superior a 21 Hercios empezamos a ponernos nerviosos.

Cuando situamos una frecuencia exterior, el cerebro tiende a situarse en esa misma frecuencia. Si escuchas bacalao, bailarás muy a gusto, pero será imposible concentrarte. Si escuchas una música muy lenta lo más probable es que te empieces a quedar dormido.

Claves de frecuencias:

GAMMA: nerviosismo, ansiedad, agresividad. Entre 30 y 40 Hz. No te recomiendo esta frecuencia.BETA: alerta, concentración, cognición. Entre 14 y 30 HzALPHA: relajación, visualización, creatividad. Entre 14 y 7 HzTHETA: meditación, intuición, memoria. Entre 7 y 5 HzDELTA: conciencia, curación, sueño. Entre 4 y 2 Hz

La onda alpha corresponde a una mayor influencia del sistema parasimpático (Las funciones de autoreparación y autoregeneración de nuestro cuerpo se rigen por el sistema parasimpático), mientras que la beta corresponde más al sistema simpático (El Sistema Simpático es quien nos prepara para la acción). Por tal motivo debemos de entrenar a nuestros hemisferios izquierdo y derecho a generar ondas alpha de una manera más regular y así poder sincronizar nuestros hemisferios cerebrales, logrando un estado de relajación, armonía y aprendizaje. A esto es a lo que llamamos Centramiento.

jueves, 23 de octubre de 2008

Que cuesta sonreir


  1. Sonreír no cuesta nada y causa gran provecho.
  2. Sonreír ayuda a mantener el buen humor, ayuda a la salud, a embellecer el rostro y a despertar buenos pensamientos.
  3. Sonreír enriquece al que recibe esa sonrisa, sin empobrecer a quien la ofrece.
  4. Nadie es tan rico que pueda pasarse, sin sentir la necesidad de sonreír.
  5. Y nadie es tan pobre que no puede hacer un obsequio con su sonrisa.
  6. Sonreír puede desterrar el aburrimiento y despertar la creatividad y el entusiasmo en las personas que se sienten opacadas, acomplejadas.
  7. Sonreír es un verdadero antídoto, que la naturaleza tiene en reserva para todos y sin embargo una sonrisa es algo que no se compra, ni se presta, ni se roba, porque únicamente tiene valor en el preciso momento que se regala.
  8. Si ves que te rehúsan una sonrisa que creías merecer, sé generoso y ofrece la tuya. Nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe sonreír a los demás.
  9. Sonreír aleja al más cobarde de todas las tentaciones, el desaliento.
  10. Sonríe hasta que notes que tu severidad se haya desvanecido.

¡Que no se desperdicie esa alegría fruto de tu amable sonrisa!

martes, 30 de septiembre de 2008

EL PODER DE DARSE CUENTA

“La vida es una gran escuela, y la naturaleza es la principal maestra, pero si no nos damos cuenta, no podemos escuchar a la maestra”. Porque es el “darse cuenta” lo que “transforma las lecciones de vida en sabiduría; puede convertir circunstancias confusas y eventos en conocimiento útil”.
Estas son las palabras de Dan Millman, un campeón del mundo de gimnasia del trampolín, entrenador de gimnasia de la Universidad de Stanford, extraídas de su libro “El atleta Interior”, y que ponen el acento sobre el hecho que aprender es la respuesta a una demanda: la de tener que hacer algo que, hasta ahí, éramos incapaces de hacer. Y que, si antes éramos incapaces, en el proceso de llegar a hacerlo bien, necesariamente deberemos cometer errores…pero el problema no está en el error en sí, sino en ignorarlo o mal interpretarlo.
En efecto, es el “darse cuenta” el comienzo de todo aprendizaje, porque una vez que hemos tomado conciencia del error o de alguna imposibilidad, recién podemos modificar alguna de las acciones que nos podrían conducir a obtener mejores resultados.De eso se trata entonces: de “darnos cuenta”. Una especie de percepción sensible que involucra a todo el cuerpo y que nos llega a través de la experiencia directa. En efecto, no se trataría de algo intelectual, algo razonado, sino de algo que nos ocurre sin explicación, como un chispazo de entendimiento que, arriesgo la opinión, tal vez en estados más elevados es lo que algunos llaman iluminación. Porque después de todo, como dijo Carl Jung, el famoso psiquiatra que fuera colega de Freud, y que se dedicó a la exploración del “espacio interno”… "la iluminación no consiste en ver formas luminosas y visiones, sino en hacer visible la oscuridad”.
Suena interesante, pero… si “darse cuenta” es la condición básica de nuevos aprendizajes que nos posibilitarían los cambios que deseamos generar ¿por qué a veces hasta nos hacemos trampas para evitar “darnos cuenta”, acallando las voces, tanto internas como externas, que en principio nos ayudarían a lograrlos? Tal vez porque, como explica el mismo Millman, “un signo seguro de un incremento en la capacidad de “darse cuenta” es que nos sentimos como si fuéramos peores”. Porque como suelo decir, con otras palabras, al estar más “despiertos”, más concientes, perdemos el amparo y la protección que nos brinda la bendita ignorancia.
Los seres humanos estamos diseñados para aprender, y el aprendizaje es fuente de alegría, como lo testimonian las risas y chillidos de un pequeño que se para solo por primera vez. Pero todo aprendizaje, en cualquier campo, siempre implica una momentánea pérdida de autoestima, una mella en nuestra autoimagen, y nuestros mecanismos de defensa harán cualquier cosa, con tal de evitar el darnos cuenta, para no tener que pasar por el dolor de la pérdida de la seguridad (y comodidad) que nos brindaba el conocimiento previamente adquirido.
Pero si “darse cuenta” es tan importante para nuestro aprendizaje, en cualquier campo, ¿qué podemos hacer para superar este impedimento para nuestro crecimiento personal? Simple, aunque no fácil, tendremos que estar dispuestos, como dice Dan (que de esto sabe por ser atleta) a perder imagen, a vernos momentáneamente bajo una luz que es menos lisonjera de lo que desearíamos. Y tal vez recuperar algo de la naturalidad de los niños, que “viven en el error” mientras aprenden: ellos mojan los pantalones, se caen, dejan caer cosas. Pero como no tienen nada que resistir, naturalmente pasan del “darse cuenta del error”, a una nueva práctica, y de ésta a su corrección, en una espiral de aprendizaje que nunca termina.
Ocurre que muchas veces no conseguimos lo que queremos, simplemente porque… ¡no nos damos cuenta que nuestra atención está enfocada en otro lugar!

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Ese Otro Sentido

HALLAR EL BALANCE EN EL TRANSCURRIR DE LA VIDA
Describir ese otro sentido para ayudar a descubrirlo

Transcurrir la vida, vivir para contar… contar para existir.
Me descubro humana ante la forma de conocerme y reconocerme cuando soy testigo de mi misma. Resulta ser que sólo yo sé lo que siento y la variación de ese sentir en milésimas de segundo, curiosamente a otros les pasa lo mismo en diferentes momentos de la existencia.
La cuestión es que cuando pasé por ahí me di cuenta a medias, mirando en retrospectiva dispuesta a permitir que yo y otros evidencien mi humanidad, me expreso dejándome ver con mis aciertos y de cómo logré salir avante de mis miedos e inseguridades, de mis dudas y mi ignorancia, saliendo victoriosa de una de las miles de cuevas mentales lúgubres, macabras, nauseabundas en las que solía estar.
Brillar sí, brillar, eso es lo que me motiva ahora… brillar y ver brillar a otros cuando se permiten descubrir la vida: veo el brío, el ánimo y la fuerza con que emprenden la palabra y la conducta llevándolas a cabo sin importar la magnitud de tales acciones.
Es la inquietud, el asombro, la curiosidad, el gusto por descubrir y encontrar hasta lograr el dominio corporal como muestra del manejo asertivo de emociones y de la vida, lo que permite comunicarme más sincrónicamente en las emociones con los otros y mi entorno.
Entender que precisamente por ese cambio de emociones y percepciones en milésimas de segundo que a todo humano en situación no patológica nos pasa, es que se requieren las convenciones y códigos que a todos nos faciliten tomar conductas comunes que nos conduzcan a construir el mundo para todos, sin dejar de estar descubriendo la vida en nosotros y nuestro entorno.
¡Poner en acción el Desarrollo Humano, sí es una opción de vida! Dra. Ana Patricia Pérez Ríos

Como mejorar la Rentabilidad de la Empresa

La teoría del recurso restringido permite analizar la rentabilidad que ofrece un producto o servicio, tendiendo en cuenta los recursos que utiliza.

La rentabilidad es el norte obligado de los negocios. Si no hay rentabilidad no hay futuro, el menos en los negocios con ánimos de lucro.

La rentabilidad puede expresarse de múltiples maneras. La expresión porcentual de la utilidad operativa sobre las ventas es apenas una aproximación al tema, que de hecho se queda corta, pues deja por fuera el peso de la inversión vinculada, denominador sin el cual cualquier expresión de rentabilidad es lo suficientemente pobre como para descartarla. Un indicador saludable de rentabilidad expresará el porcentaje de la utilidad operacional sobre la inversión, incluyendo en ella el capital de trabajo.

No solo es preciso estimar la rentabilidad esperada por referencia, sino que hay que calcular el aporte que hacen clientes, sectores, regiones o canales de distribución.

La estrategia indicada es ofrecer productos que aporten una contribución marginal significativa, la cual se define como el ingreso por venta menos los costos variables. La suma de las contribuciones de los productos en el período, debe superar los gastos fijos y producir una utilidad aceptable.

La rentabilidad debe maximizarse tendiendo en cuenta la restricción principal del negocio. Esta es la razón por la cual los almacenes de cadena analizan la contribución de un producto por Mt2 de superficie ocupada. De manera equivalente, los fabricantes de piezas plásticas o metálicas deberán buscar el margen por máquina-hora y las instituciones de salud deberían maximizar el margen por hora de sus quirófanos, dado que éstos representan inversiones elevadas que no se pueden ampliar fácilmente. En este último caso, es preferible hacer amigdalectomías con un margen de $ 200.000, las cuales ocupan media hora de quirófano, que liposucciones con un margen de $ 1 millón, que toman tres horas. Lo anterior, claro está, si el mercado permite moverse entre las dos opciones.

También podría mejorarse el resultado si se logran reducciones en el tiempo de utilización o en los tiempos muertos del recurso (el quirófano en el ejemplo citado). Y de nada servirá reducir el tiempo de preparación del paciente, desde el punto de vista de la rentabilidad mensual, así el costo total de esa actividad se disminuya.

En consecuencia, tanto la contribución marginal obtenida con base en los costos, como la teoría de las restricciones de Goldratt (o troughput como él lo denomina) apuntan a lo mismo: como mejorar la rentabilidad final. No basta con disminuir el costo unitario, lo cual aporta solo una visión parcial de la respuesta correcta.


FERNAN PIEDRAHITA U.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Cartas dispersas A Wikström


JOSÉ GUILLERMO ÁNJEL R.

Apenas reconocido y leído Owe. Mi mamá decía que de la carrera no quedaba sino el cansancio, lo que le permitió vivir más de ochenta años y recordando con placer sus viajes en barco. Así que descansó en paz, muriéndose cuando quiso, al igual que mi tía Lía. Y ahora es usted, querido amigo, el que propone una teoría parecida en su libro El elogio de la lentitud. Vale de poco correr y desgastarse con agendas que han convertido el tiempo en segundos, en ir de un lugar al otro y terminar en veremos, como si se hubiera pasado el día pedaleando en una bicicleta estática, de esas que no llegan a ninguna parte. Los promotores de la velocidad, la producción en serie (y delirante) de pequeñas cosas y la cantaleta del trabajo continuado y sin respiros, han impuesto una manera de vivir igual que los hámsters (que no paran de girar en la jaula) y la de drogarse con slogans. Con razón tanta tristeza.

Si el hombre se hubiera diseñado para correr, seguiría caminando sobre cuatro extremidades, lo que le daría más fuerza para impulsarse (como los chimpancés). Pero no, al desarrollar inteligencia se paró en las dos piernas y decidió ser un animal lento, en disposición de moverse viendo lo que había a su alrededor. También desarrolló una boca chiquita para darse gusto comiendo. Y hasta el siglo XIX, escribió de manera extensa porque la lentitud lo había llevado a descubrir detalles (en el paisaje y en la gente), a entender el sentido de las palabras y a valorar las cosas que tenía. Y como llegó al estadio de lo burgués, educó los sentidos para entender la belleza, gustar lo mejor de una comida y una bebida, oír la buena música y tener espacios de imaginación que no fueran obsesiones.

Pero en esas sociedades de hombres gordos y satisfechos, querido Owe Wikström, de repente entró la velocidad, el trabajo sin descanso (el workoholismo), las mil actividades en un mismo punto y los sustos continuados. Y hoy, en lugar de detenernos, para determinar si lo hacemos bien (la reflexión en un índice de inteligencia), nos desbocamos como una manada de bisontes huyendo de una pradera incendiada y ahí estamos, no como la puerta de Alcalá (que sigue quieta y visitada) sino despeñándonos en nombre de una productividad exagerada que no ha dado más resultados que la destrucción de la tierra y de la poca humanidad que queda. Es que en esta carrera no se ve nada ni se llega a la meta y, lo peor, cada vez sabemos menos. Si un extraterrestre nos viera en este tráfago, se preguntaría: ¿de qué huyen?.

Owe Wikström, es profesor de psicología en la universidad de Upsala, en Suecia. Como escribe sobre religión, ha llegado a la conclusión de que ya nadie ve a D’s ni al otro debido a las carreras. Y que vivir corriendo no vale la pena. Lo saben hasta los caballos del hipódromo.

martes, 12 de agosto de 2008

El Regalo Diario


Patricia Hashuel. Coach Argentina
Si un día al despertar encontraras al lado de tu cama, un paquete con una hermosa envoltura, probablemente lo abrirías, aún antes de lavarte la cara, curioso de ver lo que hay dentro...
Tal vez encuentres algo que no te guste mucho, igual lo guardarías pensando qué hacer con aquel regalo, aparentemente, “inútil”...
Y si al día siguiente recibes otra caja, una vez más la abrirías corriendo con la esperanza de encontrar esta vez algo que pudieras usarY esto es lo que nos ocurre todos los días, aunque no lo percibimos...
Todos los días al despertarnos ahí está, frente a nosotros, un nuevo día regalado para nosotros. Un día entero para usarlo de la mejor forma posible!
A veces, viene lleno de problemas, tristezas, decepciones o, lágrimas...Pero otras veces, viene lleno de sorpresas, alegrías, desafíos, victorias y conquistas..
Lo más importante es que todos los días la vida envuelve, con todo cariño para nosotros, mientras dormimos, un regalo: UN NUEVO DIA ! UNA NUEVA POSIBILIDAD!!
Y estará en nosotros la capacidad de usar o desechar el contenido Puede que tenga cintas coloridas o que nosotros tengamos que ponerle colorNo siempre el regalo será lo que queremos pero es muy probable que sea lo que necesitemos para aprender en este camino de la vida
Abramos el REGALO DEL NUEVO DIA con gratitud y reconocimientoDe nosotros dependerá lo que hagamos con él.

lunes, 7 de julio de 2008

Posible en lo imposible.

Por Jairo Camayo.

Una de las palabras mas bloqueadoras para avanzar indefectiblemente por la autopista del Éxito es, “imposible”.

Cada vez que alguien se atreve a innovar o a desafiar las cosas que parecen imposibles de realizar, aparecen los “extinguidores de los sueños”, que con argumentos muy convincentes intentan hacernos renunciar.

Este es el caso histórico de los hermanos Wright, que estaban intentando “volar”, o Albert Einstein que quería dividir algo catalogado de indivisible como el átomo o Henry Ford, inventando el automóvil, Honda, desarrollando la idea de la motocicleta y tantos casos mas.

La anécdota de Edwin H. Land, el inventor de la maquina fotográfica Polaroid, puede ayudarnos a mantener activo el deseo de innovar, crear e intentar realizar proyectos que a muchos les parecen “imposibles”

“Un día, durante la Segunda Guerra Mundial, un estadounidense tomaba fotografías de su hija, cuando la niña le pregunto con candidez, por que tenia que esperar para ver las fotos. Pregunta ingenua, si se quiere, o incluso absurda, pero no cayó en saco roto. Edwin H. Land, el padre de la nena, que era inventor y había aportado perfeccionamientos a la cámara fotográfica, fue impactado por la observación de su hija e inicio una serie de reflexiones al respecto. Comenzó por pensar así: “ Una persona que compra un automóvil o un pantalón o cualquier articulo, puede utilizarlo de inmediato y por completo, sin tener que esperar. ¿Por qué, no habría de ocurrir lo mismo con la fotografía?; ¿ Cómo, en efecto, revelar en un espacio tan reducido como una cámara fotográfica, y en pocos segundos o un minuto a lo máximo, lo que siempre se había hecho en un laboratorio, a través de largas etapas?.

Todos los amigos científicos de Land, le dijeron que eso era “imposible”. Sin embargo, seis meses después, el problema estaba teóricamente resuelto y el 26 de Noviembre de 1948, salió a la venta la famosa cámara Polaroid que revela inmediatamente las fotografías.

La idea espontánea de una niña fue, por lo tanto, el origen de la invención de esta famosa cámara Polaroid. Lo niños, porque aun no han recibido mucha información o porque no tiene su mente cargada de prejuicios e ideas preconcebidas, puede tener una visión espontánea, y ver lo realizable allí donde muchos solo ven, lo imposible.” (Tomado del Libro Mi primer Millón, Pissant y Godefroy, Edit. Atlántida.)

Ver lo posible en lo “imposible” es una de las habilidades de los triunfadores, que saben que están diseñados para innovar, crear y hacer realidad cualquier cosa que se propongan. Como decía Napoleón Bonaparte: “La palabra imposible solamente esta en el diccionario de los idiotas” o como nos estimulara Jesucristo: “Todo es posible para el que cree”.

Nunca permitas que otros arruinen tus sueños o proyectos, todo lo que es imposible para los hombres es posible para “el enorme campo de todas las posibilidades que reside dentro de ti”. Háblame de tus sueños y si tienes alguna duda resolvámosla juntos.

viernes, 20 de junio de 2008

La Lección del Fuego

Un hombre que regularmente asistía a las reuniones de un grupo, sin ningún aviso dejó de participar de sus actividades.

Después de algún tiempo, el líder de aquel grupo decidió visitarlo en su casa.

Era una noche muy fría. Lo encontró en casa, solo, sentado delante de la chimenea donde ardía un fuego brillante.

Adivinando la razón de la visita, el hombre lo invitó a sentarse frente a la chimenea y se quedó esperando. Se hizo un gran silencio.

Los dos hombres solo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que ardían.

Al cabo de unos minutos el líder seleccionó cuidadosamente una de las brasas que ardían y la empujó hacia un lado. Volvió a su asiento y esperó en silencio.

Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó su brillo hasta que se apagó.

En poco tiempo lo que antes era una fiesta de luz pasó a ser un pedazo de carbón muerto recubierto de una espesa capa de ceniza grisácea.

Ninguna palabra había sido dicha por ambos.

El líder, antes de irse, puso nuevamente al carbón en el medio del fuego. Casi inmediatamente se volvió a encender alimentado por las llamas de los carbones ardientes en torno a él.

Mientras el líder se retiraba, el hombre le agradeció por su visita y por la profunda enseñanza, mientras le aseguraba que participaría activamente de las actividades de la próxima reunión del grupo.

-ANONIMO-