PURIFICACIÓN
EN EL PROCESO DE INICIACIÓN.
CARMELO RÍOS. Maestro de Aikido. Escritor, Conferenciante e investigador.
"Una de las causas, tal vez la mayor,
del fracaso estrepitoso de los métodos espirituales de la actualidad es la
ausencia o la carencia de una purificación preliminar de la mente
sub-consciente del aspirante.
En la actualidad, las personas se acercan
a las escuelas de yoga superior, de meditación, de sanación, de ocultismo, de
magia e incluso de iniciación conservando intactas sus sombras interiores y sus
ocultas pasiones dominantes.
Llegan el portal de la iniciación, de la
meditación, de los sistemas de yoga o de sanación espiritual sin haber resuelto
graves problemas internos que permanecen latentes en la subconsciencia;
dragones dormidos o adormecidos que lejos de ser eliminados por la energía
derivada de una práctica, van a ser nutridos y aflorar a la superficie con todo
su poder.
En general, el principiante suele adoptar
una actitud de buena gente, compasiva, alegre y humilde, pero con el tiempo, se
descubre que se trataba de un disfraz, un postizo, un barniz, un velo con el
que recubre su sombra para ser aceptado en un sistema jerarquizado o en grupo.
Los demonios ocultos en la subconsciencia
pueden amanecer y lo hacen tarde o temprano, y tal es la causa del fracaso de
los grupos, de las escuelas, de los sistemas espirituales.
Cuando a Gustav Jung se le pedía una
definición del subconsciente decía que es ¡aquello que hace que un párroco se
fugue con una feligresa y el dinero del cepillo¡
Cabe añadir que salvo excepciones, los
métodos actuales dan muestras de una pasmosa y decepcionante ineficacia, con
pobres o ningún resultado real, o que por el contrario, llevan a la depresión,
a la psicosis y al médico.
Los consultorios de terapeutas y los
hospitales psiquiátricos están llenos de personas que han jugado con fuego y se
han sometido a todo tipo de prácticas ocultistas.
La causa, el origen, es que permanecen los
traumas, los deseos ocultos, las pasiones dominantes, ya sea el anhelo de ser
reconocido, de ser aplaudido, de no estar solo, de poder sobre los demás, la
ambición, la codicia y otros.
A veces, un grave síndrome de estrés post
traumático, del que nadie, de una u otra forma se escapa en esta vida.
Pitágoras, en su Escuela de los Misterios
de Crotona, prescribía un prueba inicial sin la cual el candidato no era
admitido.
Habiendo estudiado con muchos maestros,
incluso con los espartanos, sometía a los candidatos a pruebas duras olímpicas
de destreza y esfuerzo. El nuevo aspirante vencía en todas ellas y era adulado,
aplaudido, sin saber del amaño de tales proezas por parte de sus camaradas ni
de la trampa oculta que albergaba ese tratamiento.
Días después, se le obligaba a permanecer
sin alimento ni agua, encerrado en una sala donde debía resolver difíciles
problemas geométricos o matemáticos. Luego, había de exponer los resultados
públicamente, y entonces era ridiculizado, vituperado, menospreciado y sometido
al oprobio y la burla.
En ambos casos, la adulación o el
menosprecio, se trataba de observar su reacción emocional, si se ufanaba o se
hundía moralmente. Si mostraba signos de vanidad, de orgullo o de tristeza y
desmoralización, no era admitido en los Misterios.
Solo podían atravesar los portales
iniciales aquellos que evidenciaban desinterés por ellos mismos, ecuanimidad,
desapego, distanciamiento del yo y gratitud en tan distintas situaciones.
Podemos tratar de purificar el corazón y
la mente (si es que existe alguna diferencia) por medio del ayuno, del vegetarianismo,
de las abluciones rituales, con el uso de hierbas, respiraciones y posturas
corporales, pero de poco o nada van a servir sin una inevitable purificación
preliminar.
Para ello los sabios prescribieron prácticas
de purificación de indefinido tiempo. Patanjali en sus célebre y olvidados Yoga
Sutras dio las poderosas herramientas que pueden y deben utilizarse antes
incluso de la más sencilla asana (postura) o respiración (pranayama)
No es cierto que el proceso espiritual,
las técnicas yógicas o la meditación vayan a sanar las sombras; por el
contrario, éstas se exacerban, reaparecen con mas agresividad en forma de
crisis, de depresión, de insufrible sensación de fracaso.
Los maestros del Yoga, del Vedanta o de la
vía adhyátmica (la prevalecencia o preponderancia de lo numinoso en la vida del
hombre) de la madre India, aun en el presente, someten a sus discípulos
aceptados al hambre, el agotamiento físico, el servicio al prójimo, la carencia
de tiempo para el sueño, la castidad, y la viseción del ego. Nótese que decimos
discípulos y no devotos y aspirantes, que viven aún en el reino de la ilusión,
de la astralidad emocional y en paraísos auto-creados de una espiritualidad
nebulosa o de cartón piedra.
El Hatha Yoga (y aun mucho más otros de
índole superior), la meditación Vipasana o el Zen, son una bomba de tiempo, una
carga de profundidad que tarde o temprano estallará sin una purificación
preliminar de la mente más profunda y una revisión total de nuestra forma de
ser, de sentir, de vivir.
Sábese que muchos profesores de yoga, de
meditación o pseudo maestros espirituales de la actualidad son personas muy
complicadas, traumatizadas, a menudo infantiles, inmaduras, que saltan como
chispas de ira o de cólera en cuanto se roza, siquiera levemente, su
egocentrismo tácito.
Yoga sin Patanjali o la meditación sin un
verdadero instructor, un sherpa del alma que haya conocido la cima, la sanación
sin la presencia de una esclarecido experto son muy peligrosos, pero de ello no
quieren hablar los instructores contemporáneos que a menudo han recibido una
acelerada y mas que superficial formación a cambio de dinero, y a veces en
cursos de fin de semana.
Algunos sistemas espirituales prescriben
un tiempo preliminar de purificación de la mente subconsciente por medio de
silencio, de aceptación de la sombra oculta, de ventilación emocional, y la
presencia de un psicólogo o psico-terapeuta acostumbrado a tratar con este tipo
de personas de tendencia espiritualista y ayudarles alimpiar sus pasados e
iluminar sus sombras.
Recomiéndase el estudio de la Psicología
Trans-Personal o la Psicosíntesis de Roberto Assagioli, pues ambos integran la
dimensión espiritual y trascendental del ser humano, extremadamente importante.
La propia expresión trans-personal nos habla de algo que se encuentra más allá
o que pasa a través del ser conocido, de la personalidad, del ego, sus
nebulosas y sus disfraces.
El aspirante posee una sombra oculta de
miedo, de deseo, de vergüenza, de culpa, de resentimiento, de frustración, de
némesis y de misantropía, incluso de odio a si mismo y por extensión a los
demás en su interior, que precisa absolutamente ser examinado a pleno día y
purificado.
Inevitablemente, absolutamente, hay que
descender lo antes posible a las profundidades, a los sótanos lóbregos de
nuestra catedral interior llevando una poderosa lámpara de valor, de alegría,
de belleza, de justicia, de discernimiento, de compasión, de inteligencia, de
desapego y de perdón antes de ver terminado el templo, pues peligran los
cimientos herrumbrosos que harán desplomarse el edificio que erigimos a la
divinidad en nosotros.
Debemos temer mas la presencia de esos
fantasmas, de esos monstruos, de esos dragones ocultos en nuestro interior que
todos los demonios que tanto tememos en el exterior.
Tal es el proceso de la verdadera
Iniciación."