Deliberando
con empresarios, nos planteábamos algunas preguntas en torno al fracaso del
capitalismo.
Y
explorando respuestas nos encontramos con una magistral que daba Josemari Lorenzo Espinosa[i], quien pareciera haber escuchado nuestras
preguntas y respondía a ellas así: “Desde el siglo XIX sabemos que el sistema no va
bien. Su incapacidad e inmoralidad, provocaron entonces la más
formidable respuesta social de la Historia: el llamado Movimiento Obrero.
Después, todos los intentos por regenerarlo han sido inútiles, cuando no
catastróficos, como demuestran el fascismo y sus guerras, la socialdemocracia con su falso sistema asistencial o el neoliberalismo y su codicia especulativa. De convulsión en convulsión, hoy amenaza con
entrar en un período de crisis crónica y nuevos desajustes permanentes. Cada vez más codicioso e inestable, el capitalismo
se ha convertido en el enemigo social, por defecto. … El capitalismo
definitivamente ha fracasado. Como prueba de ello, con cada crisis la coalición
antisistema crece y se indigna…”.
Y concluía Espinosa, “Ningún sistema histórico ha vencido a la pobreza. El capitalismo
tampoco. Sus defensores presumen de creación de riqueza, pero no explican su inmoral reparto. Sencillamente porque
la desigualdad no tiene explicación,
moral ni racional. La persistencia de las diferencias
sociales y de la miseria, pone
en entredicho al sistema más que cualquier otra razón teórica o práctica, que
podamos aportar”.
Y al coincidir con los planteamientos de
Josemari Lorenzo, nos quedaba una pregunta final: ¿Qué alternativa nos queda?
Y vaya sorpresa, en abril de 2016 conocimos
los planteamientos de Ignacio Bernabé, Presidente de Talent Great Team y del
Ivafe[ii],
quien lleva más de 20 años dedicado a investigar, analizar, estudiar,
desarrollar y promover en el seno de las empresas las bases de una transición
del Capitalismo actual hacia lo que en algún momento decidió bautizar como
Capital-Humanismo, encontrando respuesta a nuestra última pregunta.
Pero antes de llegar a la respuesta es
necesario comprender la base de ella. Bernabé se asocia con el postulado de que
el capitalismo está en crisis. Expresa que “este
es un sistema proteccionista que levanta muros a nuestro alrededor, construidos
a base de viejos paradigmas, de creencias tan populares como inciertas muchas
de ellas, de verdades a medias e interesadas, y de prejuicios sociales que
terminan por arañar nuestra libertad y coartar la puesta en valor de nuestro potencial”.
Bernabé refuerza aún más su apreciación, al
afirmar que el capitalismos es “un
sistema ineficaz que se olvida de lo más importante para nuestro crecimiento
como seres humanos, como organizaciones, y como naciones: el
autodescubrimiento. ¿Quién soy realmente?, ¿Cuál es mi esencia?, ¿Qué
capacidades tengo?, ¿Cómo desarrollarlas y ponerlas en valor?, ¿Cómo construir
mi fortaleza personal y mi camino vital?, ¿Cómo dar un sentido más profundo a
mi vida y encontrar mi causa mayor?, ¿Cómo servir a los demás desde mis
virtudes?”.
Entonces, desde su mirada diagnóstica, Bernabé
argumenta: “la gran crisis global, es consecuencia de una gran crisis de
valores,… una situación reflejo de un sistema que no funciona: que no nos ayuda
a crecer como organizaciones, y mucho menos como personas. Que en lugar de
orientarnos y alentarnos a vivir conforme a nuestra propia esencia, termina por
alejarnos de ella, contribuyendo a ese individualismo exacerbado predominante e
interesado que frena nuestro desarrollo”.
Y redondea, como consecuencias de la crisis
del capitalismo, la pérdida de bienestar, de poder adquisitivo y de ilusiones y
esperanzas, y a partir de estas consecuencias postula “la post-crisis: la oportunidad del Capital-humanismo, desde el análisis
profundo de las causas, la nueva visión Capital-humanista, las nuevas
motivaciones humanas más profundas, la orientación a las personas, la recuperación
de valores, la aplicación del nuevo conocimiento acerca del Ser humano y la transformación
empresarial y social”.
Sustentando su propuesta en
un postulado claro: “Sin
autodescubrimiento no hay firme creencia en la capacidad de las personas. Y sin
esta no hay crecimiento que se precie, ni creación que se soporte con firmeza;
tampoco autorrealización ni felicidad. La responsabilidad individual se diluye,
y la institucional se transforma en más ineficacia”.
Entonces nos invita a “autodescubrinos para para creer. Creer, para crear y para crecer”.
Concluyendo que “necesitamos saber
quiénes somos y que potencialidades tenemos, para creer más en nosotros mismos
y ser capaces de crear y de crecer en un nuevo paradigma”.
Este nuevo paradigma, Ignacio Bernabé lo
expresa de la siguiente manera:
“Actuemos pues como seres
humanos, y también como organizaciones. Como personas, propongo que no nos
centremos tanto en alcanzar la felicidad, como en vivir conforme a una causa
mayor: un propósito de vida acorde a nuestra propia esencia,… Como
organizaciones debemos asumir con mayor responsabilidad la demanda de la
sociedad, para seguir generando empleo, riqueza y bienestar. Para ello
deberemos tomar conciencia del extraordinario valor que posee el ser humano
sólo por el hecho de serlo, y del incremento exponencial que hace de este,
cuando es parte de un equipo. …
Y este es el camino que se nos abre para ir del
fracaso del capitalismo a la oportunidad del Capital Humanismo.
[i] Josemari Lorenzo Espinosa El Capitalismo como
fracaso. http://www.lahaine.org/el-capitalismo-como-fracaso
[ii] Ignacio Bernabe. Capital Humanismo. INSACGMT® – International
Network of Specialists Accredited Consultants in Growth Management®
1 comentario:
El capitalismo ha constituido una rémora los dos últimos siglos. La humanidad debe plantearse el Ser o el Tener,el humanismo solidario o un cambio de paradigma que llamo Bio-conciencia y Espiritualidad,respetando todos los credos, religiosos. Ateísmos, agnosticismos, en pro del HUMANISMO.
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