miércoles, 6 de julio de 2011

EL LENGUAJE DE LA PRO ACTIVIDAD

Este mes queremos evidenciar la importancia de adoptar un Lenguaje Proactivo. Para ello nos vamos a apoyar en Stephen Covey quien, en su video conferencia sobre el octavo hábito, relata el siguiente episodio:

“Una vez me preguntó un estudiante: “Me da permiso para faltar a clase?, es que TENGO que viajar con el equipo te tenis”

- Tienes que ir o has elegido ir? – le pregunté
- Realmente TENGO que hacerlo – exclamó
- Qué ocurriría si no lo haces?
- Me sacarían del equipo
- Te gustaría eso?
- Claro que no
- En otras palabras, tú eliges ir porque así te lo ordena la consecuencia de seguir con el equipo.


Qué pasaría si te pierdes de mi clase?


- No lo sé
- Piensa: Cuáles crees que serían las consecuencias naturales de que faltaras a clase?
- Usted no va a echarme, no es así?
- Eso sería una consecuencia social. Sería artificial. Si tú no acompañas al equipo de tenis no juegas. Eso es natural. Pero si no asistes a clase, cuál sería la consecuencia natural?
- Supongo que no aprenderé
- Exacto. De modo que tienes que sopesar esa consecuencia y la otra consecuencia y elegir. Sé que si yo estuviera en tú caso, optaría por ir con el equipo. Pero no digas nunca que TIENES que hacer algo.
- Entonces ELIJO irme con el equipo – respondió humildemente
- Y mi clase? – objeté a mi vez, con burlona incredulidad”.

Cada vez que utilizamos la elección convocamos la responsabilidad, pero nos es más simple poner el problema o la decisión afuera, en el otro y así evitamos hacernos cargo. Esta es la razón por la cual preferimos el lenguaje reactivo al proactivo. Es más fácil decir: ¡frente a esta situación no podemos hacer nada!, que preguntarnos ¿qué posibilidades y alternativas de acción nos surgen en torno a esto?; es menos comprometedor decir ¡yo soy así! , que reconocer yo me comporto así y por eso produzco los resultados que produzco. El primer lenguaje es reactivo y el segundo proactivo. El primero encadena nuestra vida y el segundo libera nuestra posibilidad.

Utilicemos un lenguaje proactivo y evidenciaremos como cada día se constituye en el mejor día de nuestra vida.