martes, 26 de enero de 2016

El “El califa que apostó su confianza” y el Dancing SCORE

Cuentan que hace muchos años vivía un califa avaro y cruel que sentía verdadera pasión por las apuestas. Se decía que sólo apostaba cuando tenía la certeza absoluta que iba a ganar. Y para ello imponía las condiciones de la apuesta para asegurarse siempre la victoria.

Una mañana, al salir a uno de los patios, vio una enorme pila de ladrillos. Al instante gritó:
-“¿Quien quiere apostar conmigo?”.
Ninguna de las personas que estaban en el patio respondió dado que conocían sus temibles condiciones a la hora de apostar.
El califa enfadado por el silencio de las personas ante su ofrecimiento, volvió a decir:
-“Apuesto a que nadie es capaz de transportar esta pila de ladrillos con sus manos de un lado al otro del patio antes de que el sol se ponga”.
Un joven albañil que se encontraba ahí, le preguntó:
-“¿Cuál sería la apuesta?”.
-“Diez tinajas de oro si lo consigues”, le respondió el califa.
-“¿Y si no lo consigo?”, le preguntó el joven albañil.
-“Entonces te cortaré la cabeza”, le contestó el califa.
El joven albañil, tras dudar unos minutos, le contestó:
-“Acepto la apuesta con una condición: podrás detener el juego en cualquier momento y si lo haces, sólo me darás una tinaja de oro”.
El califa, sorprendido por la condición impuesta por el joven y tras meditarlo para tratar de encontrar donde estaba la trampa, aceptó la condición solicitada por el joven albañil. Y la apuesta empezó.
El joven empezó a transportar los ladrillos con sus manos y tras una hora de trabajo, sólo había transportado una pequeñísima parte de los ladrillos.  Y sin embargo, sonreía.
-“¿Por qué sonríes?”, le preguntó el califa.  “Está claro que vas a perder la apuesta. Nunca lo conseguirás”.
-”Te equivocas”, le contestó el joven albañil.  “Estoy seguro de que voy a ganar”.
-“¿Cómo es eso posible?”, le preguntó el califa sorprendido.
-“Porque te has olvidado de algo muy sencillo y por eso sonrío”, contestó el joven albañil y siguió transportando los ladrillos.
Ante esa respuesta, el califa empezó a inquietarse. ¿Se habría olvidado de algo?  La condición parecía sencilla y era imposible poder transportar los ladrillos en el día.
Harían falta varios hombres más.
Al cabo de varias horas, el califa le volvió a preguntar al joven albañil si seguía convencido de ganar.  La respuesta fue la misma acompañado de una gran sonrisa.

El califa se sentía cada vez más agitado. ¿Cómo era posible que fuese a ganar?.  Empezó a sudar ante la posibilidad  de perder la apuesta y 10 tinajas de oro.  Consultó con varios matemáticos, astrólogos y todos le dieron la misma respuesta: es imposible que un sólo hombre pueda cumplir la apuesta.
A medida que iba pasando el día, el califa se sentía cada vez más perturbado, pese a que la pila de ladrillos estaba casi entera, estaba claro que no iba a ganar la apuesta, entonces ¿Por qué sonreía?.
-”¿Por qué sonríes?“, le preguntó nuevamente el califa cuando quedaba ya unas pocas horas para que se escondiese el sol.
El joven albañil, pese al cansancio, le respondió:- “Sonrío porque voy a ganar un tesoro”
-“Eso es imposible”, le dijo el califa.  -“El sol está en la segunda mitad del cielo y la pila de ladrillos es muy alta todavía”.
-“Has olvidado algo muy sencillo”,  le contestó nuevamente el joven albañil.
-“¿Qué me he olvidado?”  le preguntó el califa consumido por la posibilidad de perder.
-“¿Quieres detener el juego, entonces?”, le contestó el joven.  -“Eso significará que habré ganado la apuesta y habrás perdido una tinaja de oro”.
-“¡Sí, sí!, ¡dime qué me he olvidado!. ¿Es algo sencillo?”, le preguntó el califa.
-“No has prestado la suficiente atención a la condición que puse”, le dijo el albañil.
-“Pero si no he hecho otra cosa que pensar en ello”, protestó el califa.
-“Sí, pero sin comprender que para mí una tinaja de oro es un inestimable tesoro. Desde el principio sabía que no podía ganar la apuesta pero yo sólo quería una tinaja. Y tú te jugabas diez tinajas “, le dijo el joven.
-“Te has olvidado de lo más sencillo”, prosiguió el joven. “Te has olvidado que podías perder la confianza en ti mismo”.
“El califa que apostó su confianza”. (Cuento popular).

El Dancing SCORE

Existe un instrumento muy efectivo para visualizar el objetivo que se llama el Dancing SCORE por sus siglas en inglés (SYMPTOM, CAUSE, OUTCOME, RESOURCE EFFECT), Síntoma, Causa, Objetivo, Recursos, Efectos. Estos elementos representan la cantidad mínima de información que necesita ser tratado por cualquier proceso de cambio.
SYMPTOM     se refiere a la situación actual, la más consciente en la mente de la persona.
CAUSA          se refiere a los elementos responsables de generar o mantener la situación actual. Estas son menos conscientes que la situación en sí.
OBJETIVO     se refiere al estado deseado que se desea alcanzar,
EFECTO        se refiere a las razones del individuo, lo que le motiva a alcanzar el objetivo propuesto.
RECURSO     se refiere a todo elemento, interno o externo, que se considere un aporte para la consecución del objetivo.


…”Cuando la mente se ocupa de cumplir objetivos, el corazón acompasa con su ritmo y el alma sonríe de felicidad”… 

No hay comentarios: